lunes, 9 de diciembre de 2013

Tú limpieza emocional, empieza por ti.


Y te caes y te levantas, y miras y sientes vergüenza. Te enfadas y desesperas, pataleas para crecer y te niegas y te duele, se retuerce tu ego buscando una salida en cada enfrentamiento con la verdad sobre ti mismo…
Sin embargo ahí está, te obligas a mirarla tras el berrinche del encuentro con aquello que no gusta y duele.
Como todas las limpiezas da pereza empezar porque sabes que vas a trabajar duro, tanto más cuanto más tengas pendiente, pero no te asustes, las cosas se pueden hacer de muchas maneras.
Puedes comenzar a poner todo patas arriba para limpiar desde el rincón más lejano y oculto, el más sucio…  así solo si eres muy fuerte, si no, te quedarás agotado y desalentado por el camino a la limpieza total y a veces se necesita un apoyo, alguien que te guíe o aconseje, pero, no permitas colgarte de nadie, te pueden ayudar, pero nadie puede hacer el trabajo por ti.  Aunque esta búsqueda es muy, muy dura y su vez es muy eficaz si es realmente sincera, porque también es profunda.
Se puede ir limpiando poco a poco, uso muy recomendable para la mayoría de la gente, puesto que te permite ir quitando los bultos que tienes más recientes, desechando, limpiando y apartando, ir abriendo las ventanas a las que se va llegando, tirando lo que no vale, abrir las puertas que están cerradas y así llegar a ese oscuro rincón, el de la última puerta, parando de vez en cuando para tomar un café.
No te duermas pensando que ya está, por muy cansado que estés. Esto no termina nunca, pero cada vez queda menos.
Cada uno a su ritmo, cada cual según sus posibilidades, pero que nadie se pare pensando que ha llegado.
Si realmente eres un buscador, te darás cuenta de que siempre quedan cosas por pulir.



No hay comentarios:

Publicar un comentario