Y es, en esa soledad donde nos sentimos a veces perdidos, a veces desamparados, otras incomprendidos por el resto…
Es en ese recorrido en el que vamos despertando, avanzando pese a los pesares.
Mucho tiempo he estado deseando, buscando encontrar que llegaran a mi vida maestros, guias, seres espirituales...... Hasta que un día descubrí, para mi sorpresa, que somos nosotros, nuestros propios maestros. Por eso tenemos que hacernos fuertes ante las adversidades de la vida. Si nuestra vida fuera una ruta de vino y rosas seguramente nos quedaríamos dormidos.
Estamos repartidos por el mundo para ser esos faros que iluminen el planeta, así entre todos tejemos una red que permita lo que ya está ocurriendo, la llegada de una nueva vibración, el nacimiento de un paso evolutivo, y muchos de nosotros formamos parte de ello.
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